Un espacio para los caminantes de intrínsecos laberintos ocultos entre las líneas de un libro; para los diletantes policromáticos que beben café a la sombra de un Blues, Jazz o Rock olvidado; un espacio para la tertulia y el ronroneo de los gatos al caer la noche. Para tirar las cartas y enrocar enredos mientras el viejo tic-tac sigue su marcha ineluctable.
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