Llueve, amo que llueva, me encanta sentir como la lluvia acaricia mi rostro, como las gotas recorren cada rincón de mi cuerpo, viajando por los logares mas remotos de mi ser; me encanta sentirme mojada, llena de tanta vida que la lluvia me otorga, llena de felicidad. Pero la lluvia no siempre trae cosas buenas, aveces trae su recuerdo…
Me asomo por la ventana dándome cuenta de que esta comenzando a caer la lluvia, me pongo mi abrigo favorito y decido salir a pasear un poco. Llevo conmigo siempre mi paquete de cigarrillos y mi fiel compañero, mi encendedor. Enciendo un cigarrillo, me encanta sentir como el humo baja por mi garganta e inunda mis pulmones y al salir se torna tan blanco y mágicamente puro. El frió poco a poco se adentra en mi cuerpo, es simplemente perfecto. Decido sentarme en el anden de cualquier calle, observo el cielo y veo como grandes nubes grises, cargadas de agua, cubren la ciudad, es una tarde perfecta.
De repente, mientras observo a las gigantescas nubes, algo sucede, una extraña sensación de nostalgia invade mi cuerpo y me doy cuenta de que la extraño, de que simplemente extraño su voz, extraño escucharla hablar sobre las diversas teorías de la relatividad de la existencia de los seres humanos, extraño verla a los ojos directamente y perderme en su mirada, extraño que tome mi mano y me abrace mientras me siento completamente protegida, extraño escucharla decir mi nombre cientos de veces mientras me besaba, extraño esas eternas tardes a su lado gritándole al vació enorme de la ciudad, simplemente la extraño… Pero algo mas se cruza por mi cabeza, un vago recuerdo de que esa persona nunca existió y que simplemente es un anhelo de lo que quiero en mi vida, así que se puede decir que simplemente estoy extrañando algo que nunca ha sucedido, lo añoro mas que nada.
-¿cuando sucederá? no lo se.-
Hablo un poco conmigo misma mientras acabo mi ya tercer cigarrillo y me dirijo lentamente a mi "hogar", pues mi abuela ya esta preocupada por mi y se avecina una gran tormenta.